Empecemos el post con una buena noticia:
–>El síndrome postvacacional se ha reducido por la crisis económica y se convierte en un privilegio el tener un trabajo. Es importante sentirnos como privilegiados en un país con una tasa de paro tan alta. Gozamos de un periodo de vacaciones gracias a que tenemos empleo…
Inexplicablemente, un año más se han acabado las vacaciones a la velocidad del rayo. Y ahora hay que ponerse de nuevo la máscara de trabajador y darlo todo. La vuelta es dura pero siempre podemos poner algo de nuestra parte para conseguir que la vuelta no se convierta en un problema añadido.
Tras una larga lectura de los muchísimos consejos para sobrellevar la vuelta al trabajo en muchos artículos, aquí os dejamos sin duda una lista de los mejores y más funcionales:
- Se positivo: Al menos tienes un trabajo al que regresar, has pasado unas buenas vacaciones y la Navidad está a la vuelta de la esquina. Además, ¿algo positivo tendrá también tu trabajo no?
- Hazte una lista de temazos animados y ¡levántate cada día de la semana con alegría al ir al trabajo!
- Cambia de look. Puede ser un nuevo peinado, un nuevo pintalabios, dejarte barba o bigote, usar tacones o ponerte unas bambas, etc… Tiene su rollo verse a uno mismo con una estética diferente.
- Retorno progresivo: retomar a mitad de semana por ejemplo. Esto favorece una primera toma de contacto, conocer cómo están las cosas para organizarte de nuevo y empezar con buen pie, tomando el control de la nueva situación sin que resulte tan abrumador.
- Pedir Información: Que tus compañeros de confianza te pongan al día de lo acontecido y te orienten en qué punto están las cosas.
- Organizarse y Priorizar: Una vez conocida la situación y las tareas a abordar establece prioridades. Estima los tiempos que te suele llevar cada cosa para no saturar tu planificación de tareas que luego se quedan sin abordar. Aprende a posponer. Lo que se quede sin hacer se planifica para el próximo día. Cuenta con que a la vuelta de vacaciones nuestra concentración puede estar algo más dispersa hasta que nos readaptemos a la rutina, los horarios, las responsabilidades. Tenlo en cuenta para planificar los tiempos y sé flexible.
- Aprender a cortar: es posible aprender a poner límites y optimizar el tiempo de trabajo. De nosotros depende que ir a trabajar sea algo llevadero (e incluso podamos disfrutar con ello) o se convierta en una carga pesada. Habitualmente cuanto menos tiempo tenemos para cumplir las obligaciones, mejor nos organizamos, por lo que oblígate a cumplir un horario y trata de ser productivo en él.
- Fomentar una buena relación con los compañeros. Es importante tener comunicación con los compañeros, cuidar la relación con ellos, buscar su apoyo, hacer equipo e incluso delegar. Si se reparte la carga de trabajo, la vuelta a la oficina será más llevadera.
- Date descansos: Los niveles atencionales fluctúan por diversos factores (cansancio, estados emocionales, enfermedades…). El nivel concentración y rendimiento sigue una curva: se incrementa progresivamente hasta llegar a un periodo de concentración máximo, para luego reducirse progresivamente debido al efecto de la fatiga. Esto indica que nuestros recursos físicos y cognitivos se han agotado y es necesario “recargar”. Tenlo en cuenta para tu organización: Intenta empezar con las tareas más rutinarias (al principio de la jornada) para pasar a lo que exige más recursos, terminando por tareas menos exigentes (al final de la jornada). Introduce descansos cuando detectes la aparición de la fatiga, de duración suficientemente para relajarte y recuperar energía (muévete, respira profundo, come algo…), pero no tan largos como para perder el hilo de la tarea y que cueste retomarla.
- Personaliza tu lugar de trabajo y sé ordenado: Dale un toque personal: Los adornos, las fotos de personas queridas, de viajes o lugares que nos generan emociones positivas… ayudan a hacer el ambiente de trabajo más agradable y “más nuestro” (asociamos el entorno de trabajo con las emociones positivas que esos objetos nos provocan). Así mismo, tener el entorno de trabajo ordenado ayuda a rendir mejor, ahorra tiempo a las tareas y aporta más tranquilidad.
- Practica el disfrute: Volvemos al trabajo pero no nos convertimos en esclavos. Ya no estamos de vacaciones pero se trata de hacer que la vuelta no suponga una “condena”. Podemos y debemos seguir buscando momentos de disfrute diarios. Hacer actividades y planes que nos entretengan, relajen y ayuden a desconectar al salir del trabajo.
Hay cosas del trabajo que no podemos cambiar, por eso se trata de modificar en nuestro favor aquellas cosas que están en nuestra mano para hacer la vuelta (y el día a día) más llevaderos.